lunes, 7 de mayo de 2018

Después de todo




Explicaba Dámaso Alonso que él era un poeta “a rachas”. Es decir, un escritor al que el aliento lírico le llegaba irregularmente y que se limitaba a dejarse llevar por esos momentos y convertirlos en tinta. De esa manera se distanciaba de la noción de “poeta” como autor constante, febril, meticuloso y de producción continua.
La salmantina Carmen Martín Gaite (1925-2000) no tuvo dudas a la hora de publicar los versos de este volumen y de colocar bajo el título (Después de todo) una aclaración idéntica: “Poesía a rachas”.
En estos versos sencillos, huérfanos de casi todo aparato retórico, nos habla del amor y el desamor, de la férrea voluntad que todos debemos exhibir para optar por un camino en la vida (y mantenernos en su cauce pese a las advertencias o críticas de los derrotistas), del afán que debemos mostrar a la hora de defender la alegría, del modo a veces absurdo en que dilapidamos nuestra existencia.
Me apunto una copla que aparece en la página 79 y que contiene, simpáticamente, una dosis de humor y otra de maldición gitana:

“Escucha lo que te digo,
compañero, dulce amigo
de sinsabores y empeños:
No te dé Dios más castigo
que tener a otra contigo
cuando me llames en sueños”.

1 comentario:

La Pelipequirroja del Gato Trotero dijo...

Carmen no es una mente de rachas, si no continua, sorprendente chirimiri de genialidad.

Besitos