martes, 15 de agosto de 2017

Ojo de pez



Antonio J. Ruiz Munuera no obtuvo el XX premio Nostromo (que ahora publica la editorial Juventud) con una novela temáticamente complaciente. Ni mucho menos. Por el contrario, eligió la vía de la denuncia, del humor negro, de la crudeza, para poner ante los ojos de los lectores una situación insostenible que, pese a todo, muchos se empeñan en maquillar, camuflar o desmentir: la atroz contaminación que durante décadas ha destrozado las costas de Cartagena por culpa de unas empresas químicas y mineras que han operado a su antojo, sin que ninguna haya sido sancionada ejemplarmente por tal motivo.
Tampoco eligió (bien evidente resulta) unos personajes convencionales, sino que se decantó por propuestas arriesgadas: un inspector, Lucas Daireh, que posee un “cuerpo escombro” y cuyo padre es magrebí de Alhucemas; unos mandos de la Benemérita que producen más asco que respeto; un dueño de la empresa Peñarroja que vive como el rajá de Kapurtala y actúa con amenazas mafiosas; una forense con muy mal humor (apellidada Escarbajal) que se empeña en llamar “morito” al inspector; y unos ecologistas de Greenpeace que son calificados por sus oponentes como “hippies” y “melenudos”.
Pero el resultado final es una pieza muy bien equilibrada, redactada con limpieza y que consigue mantener la atención del lector durante sus dieciocho capítulos, bien porque nos muestra acciones sobrecogedoras (como la autopsia de una chica que ha aparecido muerta y violada), bien por su sentido del humor (“El sol, ocupado en momificar a los turistas centroeuropeos que renegaban de su condición de sapiens, se regodeaba en la arena con sus cuerpos de mojama. Vistos desde lejos e impasibles a los elementos, eran parte del decorado veraniego, flemáticos insectos palo mudando la piel”), bien por sus reflexiones sobre el deplorable influjo que los seres humanos ejercemos sobre nuestro entorno natural.

Si con su anterior obra (La luz de Yosemite) el autor lorquino llegó a ser finalista del premio Desnivel de Literatura (2014) y del premio Setenil (2015), con ésta ha logrado el máximo galardón del certamen Nostromo, que convoca anualmente el Museo Marítimo de Barcelona. La solidez de estos primeros pasos augura un futuro muy prometedor para Antonio J. Ruiz Munuera.

No hay comentarios: