sábado, 23 de enero de 2016

Una muerte muy dulce



Deben existir pocas cosas más emotivas que realizar la crónica literaria de la muerte de un ser estrechamente ligado a ti (padre, madre, hijo, hija); y, aunque los ejemplos son innumerables, su grado de crudeza jamás deja de remover nuestro interior.
Simone de Beauvoir aborda esta difícil tarea en Una muerte muy dulce, donde nos relata el último mes de vida de su madre a quien, tras ser ingresada por un problema de huesos, se le diagnosticó (ella no lo supo, pero sí su familia) un terrible cáncer terminal. En los instantes iniciales, la escritora recibe la noticia con una especie de frialdad desasosegante (“Me conmoví poco. A pesar de su invalidez, mi madre era sólida. Y, al fin de cuentas, tenía edad de morir”). Pero cuando los médicos descubren la auténtica raíz de su mal todo cambia. Simone se pregunta con perplejidad por qué, sabiendo con certeza que la muerte es inminente, la siguen sometiendo a pruebas dolorosas. De pronto, ella que no lloró cuando se produjo la muerte del padre, se encuentra llorando junto a Jean-Paul Sartre.
Nos traslada entonces un retrato psicológico y social de su madre, en la que descubre y analiza sus virtudes y defectos (“Pensar en contra de sí es a menudo fecundo; pero lo de mi madre es otra cosa: vivió en contra de sí”). Odiaría que en ella se repitiese lo que ocurrió con un pariente cercano (“Cuando yo tenía quince años, mi tío Maurice murió de un cáncer de estómago. Me contaron que durante varios días había aullado: Terminen conmigo. Denme mi revólver. Tengan pie­dad de mí. ¿Mantendría el doctor P. su promesa de que ella no sufriría?”).
El modo en que la madre se aferra a la vida impresiona no solamente a Simone de Beauvoir sino a cualquiera que lea sobre sus últimas horas: “No te duermas; no me dejes ir. Si me duermo despiértame: no dejes que me vaya estando dormida. En un mo­mento, me contó mi hermana, mamá cerró los ojos ex­tenuada. Arañó con las manos las sábanas y articuló: ¡Vivir!, ¡vivir!”.

Una obra terriblemente dura, pero que nos ofrece el retrato fidedigno de una relación turbulenta entre una madre y una hija muy diferentes entre sí, que sólo en el trance de la separación llegaron a aproximarse.

No hay comentarios: