martes, 14 de julio de 2015

Lo que está por venir



Un tema banal o un suceso anecdótico puede quedar (y de hecho queda) agotado o exhausto cuando se han escrito media docena de obras literarias sobre él o se han filmado dos o tres películas ambientadas en su entorno. Pero la guerra civil española de 1936, por más que se empeñen interesadamente ciertas personas (que se extasían viendo películas del oeste americano, porque ése sí les parece un tema inagotable), no pertenece a ese grupo de acontecimientos marginales o nimios. Lo demostró Alberto Méndez en Los girasoles ciegos. Lo ha venido demostrando Almudena Grandes en sus últimas novelas. Y lo acaba de corroborar Pablo de Aguilar González con Lo que está por venir, una novela excelente que ha publicado el sello Ediciones del Serbal en su colección El Biblionauta.
En ella encontramos muchos detalles que embriagan y capturan la atención de los lectores: una cuidada ambientación histórica, sin los agobios eruditos que otros autores se creen obligados a desplegar para demostrarnos todo el tiempo que han empleado en documentarse; unos personajes solventes y bien dibujados, tanto masculinos como femeninos; una trama interesante (que en realidad son varias tramas que se van cruzando); y un final tan bien conducido, tan bien pautado, que suena como un crescendo interpretado por la Filarmónica de Berlín. Nada sobra y nada falta en esta novela magnífica de Pablo de Aguilar. Y hay que reconocer que lo tenía difícil, porque el autor albaceteño quiso trazar en el aire malabarismos con más bolas de las usuales: una prostituta que, hija de un alcalde de izquierdas, vive en la capital visitando con frecuencia el Museo del Prado; un pintor exaltado que, dueño de una técnica brillantísima, insiste en la destrucción de todo el arte producido durante el pasado, para elaborar unos nuevos presupuestos estéticos partiendo de la nada; un empresario putero que termina enfrentándose de forma directa con un falangista; un matón que tiene los ojos saltones y que esconde sentimientos inesperados... Y como telón de fondo la espantosa guerra civil del año 1936, especialmente centrada en un episodio histórico-artístico: el traslado de los cuadros del Prado hacia un lugar seguro, mientras Madrid sufría las bombas de los golpistas y sus aliados.

¿Consignas políticas? ¿Frases panfletarias? ¿Discursos exaltados? ¿Designación de inocentes y culpables? Que nadie busque ese tipo de inmundicias en las páginas de Lo que está por venir. Pablo de Aguilar no se disfraza en esta novela de juez, ni de político mitinero, ni de pedagogo. Se limita a ser lo que siempre ha sido: un fantástico narrador. Y aquí ha conseguido, después de dos novelas de gran calado (Intersecciones, que fue finalista del premio Qué Leer, y Los pelícanos ven el norte, con la que obtuvo el mismo premio un año después), su mejor producción. Sin duda alguna.

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