martes, 1 de julio de 2014

Cartas a Japón



En febrero de 1582 partió de Japón la conocida como embajada Tensho que, tras dirigirse hacia el sur, bordear la parte inferior de La India, tocar en la costa de Mozambique, doblar el cabo de Buena Esperanza y detenerse en la isla de Santa Elena llegó finalmente a la Península Ibérica en agosto de 1584. Después de visitar varias localidades (Talavera, Toledo, Belmonte), recaló finalmente en Murcia en diciembre de ese mismo año.
Como homenaje a aquella larguísima expedición, y sobre todo a su estancia en las tierras murcianas de finales del siglo XVI, se ha publicado ahora por parte de la Asociación Ibérica Matsuri Murcia Japón un exquisito volumen en el que se resume la odisea de aquel cuerpo diplomático, con textos de Yukiko Kondo, haikus de Carlos S. Olmo Bau e ilustraciones de diversos y brillantes artistas, entre los que destacan Katarzyna Rogowicz y Juan Álvarez.
En la Carta I del volumen se nos habla de la llegada a Murcia y del asombro de los orientales al descubrir que la palabra “so” es usada en España como grito de parada para las monturas, mientras que en Japón es voz de arranque. O del estupor cuando descubrieron que sus inclinaciones de cabeza no eran tenidas como muestras de cortesía y de agradecimiento por parte de los huertanos, debiendo ser sustituidas por el brazo agitado en alto, al modo español.
En la Carta II se nos habla de cómo les suministran información sobre el aprovechamiento de las aguas en la zona de Murcia, tan habituada a sequías e inundaciones.
En la Carta III se produce la crónica estupefacta de cómo se topan con un raro eremita que vive en los montes, viviendo de lo que le ofrece la naturaleza y de lo que le suministran los caritativos vecinos de la zona.
En la Carta IV nos describe la ciudad de Murcia y sus peculiares comercios, así como el tono excesivamente alto en el que hablan los lugareños, sus largas sobremesas e incluso una indiscreta aventura erótica, descubierta de forma tan accidental como inocente por el narrador de la historia.
En la Carta V se nos trasladan los pormenores de la partida, con la tristeza que sienten por abandonar tierras tan acogedoras. Una fina lluvia los despide. Es como si Murcia les quisiera tributar su don más querido.

Estas deliciosas cartas, junto a los haikus y las ilustraciones, están presentadas en un delicado tomo de manejable formato que constituye, pese a su bajo precio (10 euros), toda una joya bibliográfica.

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