viernes, 19 de julio de 2013

Aeropuerto de Funchal



Yo tenía 20 años y estaba convencido de que quería escribir y publicar libros. En aquel momento (1986) el formato editorial que más me gustaba era Anagrama, porque no sólo editaban de forma muy hermosa sino que leían a los autores emergentes. Y aunque jamás les envié ninguna novela (supongo que porque me mostraba inseguro de que valieran la pena) sí que leí bastantes números de su catálogo. Uno de los primeros fue Alguien te observa en secreto, de Ignacio Martínez de Pisón. Y ahora, un cuarto de siglo después, descubro una antología del escritor zaragozano en la que incluyen uno de aquellos cuentos memorables. Se trata del tomo Aeropuerto de Funchal, que sale con el sello Seix Barral y que he leído con auténtico placer.
“Los nocturnos” nos traslada, de la mano de la Gran Orquesta Acapulco, hasta el itinerante universo de esos músicos que amenizan verbenas y que se pasan la mitad del tiempo en la carretera o soportando groserías de los parroquianos. Un viaje nocturno en la furgoneta servirá al narrador para contarle a uno de los nuevos cómo se enamoró de Elisa, mala vocalista a la que quiso encumbrar por todos los medios y de la que terminó distanciándose. “La hora de la muerte de los pájaros” es la historia de un amor adolescente, de gran belleza, entre primos. Nos habla de veranos de acercamiento y de septiembres de separación. Y todo ello rubricado con un colofón de languidez. “Boda en el hotel Colón” presenta a un personaje entrañable, patético, humorístico y melancólico (todo mezclado): Anselmo Soler, animador de bodas. “Siempre hay un perro al acecho” nos coloca ante un tema horrible, que produce escalofríos sólo mencionar: la muerte de los hijos. “El ramo más grande de Valladolid” tiene como protagonista a un director de cine porno blando, que se encuentra en un casting a una persona importante de su pasado...

En suma, un conjunto de historias decantadas, elegidas por el propio Ignacio Martínez de Pisón como las más logradas o significativas de su producción, que facilitan unas horas de lectura sumamente agradables. No se equivocan quienes apostaron por él desde el principio. No nos equivocamos tampoco quienes lo leemos con fidelidad desde hace casi tres décadas.

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